Lo confieso, tengo miedo. No de ese miedo que paraliza, que
deja inmóvil al borde del
camino y deja sin sangre. Si no, de ese miedo que hace que por las venas vayan
a trompicones chorros de adrenalina, que te pone alerta y te deja a la
expectativa, lista para correr en cuanto se escuche algún ruido que altere la paz del conformismo, la
quietud de la comodidad y la legislatura del conservadurismo.
La gente tiene miedo al cambio, a unos paraliza, a otros
motiva. Es decir, a unos PP, a otros Podemos (o Podéis). Pero, al fin y al cabo, miedo.
Nos asusta el cambio porque no somos conscientes de que mutamos
a cada segundo, que mudamos de piel y los restos quedan convertidos en polvo
sobre el televisor.
No nos damos cuenta de que lo mejor de cambiar es que tenemos
la enorme posibilidad de reconstruirnos, de reformarnos. Podemos recortarnos o
reajustarnos así como hace
el gobierno cuando hay crisis justificando que es lo mejor y necesario para el
bienestar común.
Reacomodémonos estirando cada músculo, abriendo la boca hasta límites insospechados, estirando
los brazos con la intención
de abarcar el universo con ellos para atrapar la luz del sol, meterla dentro y
regalarla dosificada a todo aquel que quiera mirarnos.
Hacer y ser sin miedo es como comer sin sal, dormir sin sueño, es seco, incoloro.
Hacer y ser con miedo es valiente, arriesgado, loco e
insensato, conlleva un esfuerzo y aumenta el valor sin importar el precio. El
miedo está a años luz de ser una debilidad, una
minusvalía o una mochila
pesada a nuestra espalda. El temor nos dice que tenemos mucho que perder, pero
si existe, indudablemente es que lo que tenemos delante es importante, es
grande, de lo contrario, sería
tan insustancial y trivial cómo
elegir entre pollo y carne.
Lo confieso, tengo miedo. Tengo miedo y me apasiona. Tengo
miedo y ese sentimiento me impulsa, me exige ser más, ser mejor, me exige superarlo, encajarlo,
convertirlo en mis alas y restarle la connotación
negativa que tanto tiempo ha llevado sus pies, que ha cargado como lastre.
Ten miedo, tenlo con ganas y hazlo a propósito.
Ten miedo, tenlo con ganas y hazlo a propósito.
Voy a votarte!
ResponderEliminarPor cierto, yo también tengo miedo y por eso no votaré a Podemos, pero tampoco seguiré conformándome con el bipartidismo. ;)
Monopolio de dos partidos no. Estas elecciones prometen emoción y datos históricos en la democracia, seré una espectadora más en medio del circo romano.
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