Resulta curioso comprender que el juego de la política es,
en realidad, una lucha encarnizada por hallar la simpatía de aquellos a quienes,
como los tetra briks, nos usan y nos tiran al contenedor de reciclaje para la
siguiente vez. O mejor aún, nos envasan al vacío, nos petrifican de tal manera
que sólo podamos decaer y empeorar para tenernos a la mano para la siguiente
votación en la que, de nuevo, se peleen con uñas y dientes nuestros restos
putrefactos y soñolientos para volver a encumbrar al político de turno.
Nos prometen bajadas del IVA y de impuestos varios, nos
prometen trabajo y buenas condiciones, nos prometen el cielo, la tierra y si
pudieran, los OVNIS atados a un palo para nuestros selfies. Espera, ¿Eso último
ya lo hicieron también?.
Nos prometen abandonar a sus esposas o esposos y quedarse
con nosotros, pero siempre seremos “la amante”, sólo cuando hay tiempo, sólo
cuando quieren fiesta el fin de semana libre o cuando quieren sexo. Pero sólo
nos utilizan, que no se olvide.
Se acercan las elecciones y me siento más maniquí que ningún
otro día, esperando a que el mejor postor venga con un fajo de billetes bajo el
hombro o en dinero B o cheques o tarjetas black o promesas o programas
electorales caducos, edulcorados y maquillados para arañar mi voto. Su voto. El
voto que puede volver a ser nuestro sólo con leer, con comprender, con mirar
más allá de la promesa de la amada o amado a abandonar a su marido y quedarse
con nosotros; tenemos que analizar, estudiar los pros y los contras de tener a
esa persona en nuestra casa día y noche, es decir, de los recortes de los que
no hablan nuestros políticos pero que vienen por defecto al leer entre sus
líneas, de la corrupción que se enreda en sus bolsillos, de la desigualdad ante
la ley, de la justicia que parece que sigue de vacaciones y de todas las
cuestiones que resultan “chocantes” a nuestra élite política pero que son
nuestro sustento de cada día.
Quizá nos convenga leer más y usar preservativos para no quedarnos embarazados sin querer, para no elegir a unos gobernantes a los que tengamos que mantener 4 años mamando de nuestros pechos hasta dejarnos secos. Quizá nos convenga ser listos, comparar y, como aún estamos a tiempo, tomar la pastilla del día después para no caer en falsas promesas de partidos engañosos con poemas de Don Juan.
Quizá nos convenga leer más y usar preservativos para no quedarnos embarazados sin querer, para no elegir a unos gobernantes a los que tengamos que mantener 4 años mamando de nuestros pechos hasta dejarnos secos. Quizá nos convenga ser listos, comparar y, como aún estamos a tiempo, tomar la pastilla del día después para no caer en falsas promesas de partidos engañosos con poemas de Don Juan.